domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuando la dignidad no conoce de status social

Columna de opinión.
Umberto D. Director Vittorio De Sica.


El esfuerzo constante por conservar la dignidad personal, el honor y orgullo dentro de un ambiente desgarrador está representado por Umberto, un pobre anciano jubilado, cuyo único fiel compañero es su perro Flike. Este filme de Vittorio De Sica, quien se lo dedicó a su padre, es una obra que puede considerarse como intemporal, es decir, la problemática social que nos presenta De Sica no pertenece exclusivamente a un tiempo y espacio únicos, sino que puede ser vista en la actualidad, o sea la indiferencia social ante una generación considerada –por muchos- como un estorbo, una molestia, un obstáculo.

Si bien los elementos neorrealistas se mantienen hasta cierto punto, ya que fue rodada durante la reconstrucción italiana tras la guerra. Umberto D refleja, al desnudo y sin máscaras, la cruda situación atravesada por un anciano prácticamente solo, pobre y achacoso. No obstante, se resaltan valores -que en medio del hambre y sobrevivencia- pueden darse por perdidos. Ello se refleja en un par de escenas conmovedoras. En una, se muestra a un Umberto incapaz de estirar la mano para mendigar por unas cuantas liras. En la otra, cuando quiere dejar en claro ante unos transeúntes que él es un hombre íntegro, que paga sus deudas; luego de discutir con una fría mujer que le rentaba un pequeño cuartito.

Asimismo, el amor, cariño e incluso ternura mostrados entre el protagonista y su fiel can otorgan a la película una dosis de mayor dramatismo, que se torna un tanto sofocante durante la extensa escena en la que Umberto busca desesperadamente a Flike en la perrera. Sin embargo, De Sica premia al espectador con el conmovedor primerísimo primer plano de un anciano satisfecho por haber encontrado a su fiel compañero. Vale mencionar, que estos planos parecen ser usados por el director para ocasiones especiales, ya que durante el filme los utiliza en 3 escenas, en promedio. Precisamente, en aquellas de gran carga emotiva.

“Estoy cansado” le dice Umberto a María, la muchacha de la casa en donde alquilaba una alcoba. En ese instante, De Sica vuelve a usar un primerísimo primer plano en un intento por reflejar la dureza de atravesar la vejez en soledad. Una representación a la que el director recurre en varias oportunidades.

Sin embargo, la escena final de la película es bastante interesante. Tras un intento de suicidio que Umberto no concretó gracias a su fiel amigo Flike, el anciano parece resignado a continuar sobreviviendo, entonces Umberto y su pequeño can se marchan jugueteando hasta perderse del ojo de la cámara. Un final abierto que produce un extraño sentimiento de optimismo frente al destino de ambos compañeros. Pues a pesar de todo, continúan juntos; al margen de todo, Umberto no está totalmente solo.

Esplendor del cine italiano

"Roma ciudad abierta" (1945), película que dio inicio
al Neorrealismo. Director: R. Rossellini
Al movimiento cinematográfico nacido en Italia en torno al final de la Segunda Guerra Mundial se le denomina “Neorrealismo”. A pesar de su corta duración, puesto que solo se extendió durante siete años, entre 1945 y 1952, el neorrealismo italiano es considerado como el movimiento artístico que logró sobrepasar los límites previstos, debido al reconocimiento mundial que obtuvo. Incluso se convirtió en la “escuela italiana del séptimo arte”.

Cabe recalcar que para comprender la trascendencia de este movimiento es necesario contextualizarlo dentro de su entorno histórico político. Se trata de una época posguerra, la sociedad italiana vive las desgarradoras consecuencias de la II Guerra Mundial. Las secuelas de dicha barbarie dejó una Italia pobre, sucumbida en el hambre, en la desgracia y en el desempleo. Dentro de este contexto surge la necesidad de mostrar una realidad desnuda, cotidiana, caracterizada por el sufrimiento de quienes están sumergidos en ella. Muchos cineastas adoptan esta necesidad y a través de sus filmes narran la realidad social de la época, con un estilo enmarcado entre el documental y el relato. Las vivencias individuales de los protagonistas se extienden a las experiencias de la sociedad italiana de ese entonces. Asimismo, el rodaje en exteriores es otra de las características principales del neorrealismo, lo que refuerza la intención del director, mostrar la realidad. Calles, plazas y demás llevan consigo las huellas de la barbarie traducidas en destrucción y caos. De otro lado, la utilización de actores –mayormente- no profesionales es uno de los rasgos más particulares de este movimiento, pues al no haber dinero para contratar elencos actorales de prestigio, se optó por actores vocacionales.


Los films de los protagonistas

Robberto Rossellini es considerado como uno de los
directores más importantes de este movimiento, al lado
de Vittorio De Sica y de Lucchino Visconti
La película Roma ciudad abierta de Roberto Rossellini es considerada como la obra cinematográfica que da inicio al neorrealismo. Rodada en 1945, representa el choque emocional que produjo la ocupación alemana y el sentimiento de resistencia simbolizado por el movimiento antifascista. Siendo los personajes principales el partisano Luigi y el cura Pietro quien se convierte en un personaje importante de la causa revolucionaria. La relevancia del film se manifiesta cuando a pesar de que ambos personajes son apresados y presionados para que delaten a sus cómplices, deciden callar. Poniendo en evidencia un claro mensaje de corte patriótico y moral.

Con Alemania año cero y Paisá, Rossellini se convierte en el destacado director de la llamada Trilogía Neorrealista, por representar en cada uno de estos films un retrato fidedigno de la realidad social de la época.

Vittorio De Sica fue uno de los grandes directores que se caracterizó por aportar altas dosis de emotividad y sensibilidad al neorrealismo italiano, sin dejar de lado la denuncia social. Films como Lustrabotas (1946), ganadora de un Óscar de la Academia de Hollywood en 1947, Ladrones de bicicletas (1948) y Umberto D (1951) dieron un toque sentimental a este movimiento cinematográfico.

Ladrones de bicicletas (1948) relata la historia de Antonio Ricci, uno de los tantísimos desempleados de la Italia de la posguerra, a quien le roban su bicicleta, su única fuente de trabajo. En medio de la desesperación, Antonio opta por robar una, pero es capturado, el dueño del vehículo lo perdona, no lo denuncia. Pero Ricci ya lo ha perdido todo. Dentro de un marco de interpretación, Antonio encarna a la sociedad italiana de aquel entonces: desempleada, sin un empleo seguro, con poquísimas esperanzas de movilidad social, con hambre e incluso sin honor.

"Ladrón de Bicicletas" de Vittorio De Sica
Gracias a Obsesión (1943) y a La Tierra tiembla (194), Luchino Visconti se catapultó como uno de los principales directores del neorrealismo. Esta última fue alabada por la crítica, siendo galardonada en la IX Muestra Internacional de Cine de Venezia, pues está dotada de un profundo argumento dramático, ya que la desgracia, la desesperanza y resignación envuelve a sus protagonistas; revelando una vez más la precaria situación de un país que aún padece las secuelas de la guerra. La película relata la historia de una familia de pescadores, los Valastro, que son explotados día y noche por unos mayoristas; por lo que uno de los hijos, Antonio, decide revelarse y junto a su familia compra una barcaza formando una suerte de negocio propio, pero luego de un tiempo dicha fuente de trabajo es destruida por una tormenta, la desgracia cae nuevamente sobre cada uno de los miembros de la familia. Finalmente, Antonio no tiene alternativa, solo le queda retornar a su antiguo puesto de trabajo bajo el mando de los mayoristas explotadores.

No obstante, vale mencionar que Obsesión es considerada como la película que se adelantó al movimiento neorrealista, debido a la presentación de personajes sin una misión concreta en la trama.

Fuente: Itálica RAI